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En la mañana de ayer, entre las 10 y las 11, visitamos Gomila y alrededores, convocados por tres miembros de la Asociación de vecinos Bellver de Gomila, que querían mostranos las consecuencias de los afters. «Parece ser que el Ajuntament, según explica José María Rodríguez en su periódico "nos decía Mateo Oliver" quiere prestar máxima atención al Terreno y la Soledad. Nos parece muy bien. Pero, mientras tanto, en esta "señala alrededor"..., pues ya lo ve usted: vómitos y meadas sobre las aceras, música que se sale a través de las puertas no sonorizadas de los locales y algún que otro alboroto y pelea a lo largo de la mañana».

No muy lejos de allí, tres coches de la policía ponen orden tras un pequeño altercado que se ha producido, ante la mirada expectante de algunos que apuran la «velada» sentados en un portal de enfrente. «Desgraciadamente "señala otro de los miembros de la AAVV", esta zona se ha convertido en algo que los vecinos no deseamos. No nos interesa que se abran locales de este tipo, a los que llaman de ocio, pero que desde luego no se pueden denominar bares. Tampoco nos interesa que se fomente el ocio a los más jóvenes a base de alcohol barato y pastillas, ni que estos establecimientos no cierren hasta mediodía. Tanto el Ajuntament como Turisme deberían investigar quién tiene todos los permisos y quién no. A nosotros nos consta que muchos no los tienen, entonces, ¿por qué siguen abiertos?