El alcalde Joan Fageda, acompañado del teniente de alcalde José María Rodríguez, visitó ayer la gruta. Foto: J.MOREY.

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Después de setenta años de cierre, las cuevas del Castell de Bellver han visto la luz. Con motivo de las fiestas de Sant Sebastià, el Ajuntament de Palma celebra unas jornadas de puertas abiertas que permitirán la visita a uno de los escenarios más históricos de la Isla. El alcalde de Palma, Joan Fageda, fue el primero en visitarlas. «Si estas piedras pudiesen hablar ...», con esta frase se refirió el alcalde a la historia que ese paraje encierra. Además destacó que había sido una labor difícil «pero que, por fin, hemos conseguido visitarlas».

Después de una ardua tarea, las brigadas municipales, que han participado en la remodelación de estas cuevas, han hecho de ese sueño, una realidad. Las visitas, que podrán realizarse los días 19, 20, 21, 26, 27 y 28 de este mes, de 9.00 hasta las 14.30 horas, se llevarán a cabo con grupos de hasta 25 personas por el primer tramo de la cueva inferior "también existe una cueva superior, de tamaño menor, que todavía no puede ser visitada". Una vez dentro, se contempla la bóveda, que se encuentra justo debajo del castillo, y que alberga los pilares del mismo.

No se conoce con exactitud el origen de estas cuevas, pero no se descarta la idea de que pudieran ser una gruta natural, aunque su estado actual es obra de la acción del hombre. En el siglo XIII fueron utilizadas como cantera subterránea para la obtención de piedras de marés, con las que se construyó el propio castillo. Ya en 1931, el Estado las cedió al Ajuntament de Palma, junto con el Palacio de la Almudaina. Seis años más tarde, en plena Guerra Civil, fueron destinadas a uso militar. Allí se almacenaba una gran cantidad de material como munición y carburante. A lo largo de los años, estas cuevas han sido aprovechadas tanto para almacén como para prisión. Por esta razón, en sus paredes se pueden observar inscripciones de algunas de las personas que o bien trabajaron o bien fueron encarceladas.

No cabe duda que el paso del tiempo hizo mella en las cuevas. En 1974 la cueva inferior registró un importante derrumbe. Este accidente determinó un estudio del terreno para llevar a cabo un riguroso reforzamiento, que ya es una realidad.