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En la actualidad, cerca de mil doscientas personas procedentes de Ecuador viven y trabajan en Balears. La Asociación de Ecuatorianos Velasco Ibarra, creada en febrero pasado "con la colaboración de USO", trabaja en las Islas para ayudar en lo posible a que estos compatriotas que residen en Balears cuenten con un punto de apoyo. «Si estamos unidos podremos conocer mejor nuestros derechos y obligaciones», señala Àngel Cambizaca (Cuenca, 1956), vicepresidente de la asociación. Cambizaca lleva viviendo y trabajando en España desde hace tres años, y llegó a Mallorca hace dieciocho meses. Trabaja en el ramo de la construcción. Su mujer y sus tres hijas siguen, de momento, en Ecuador, «las echo mucho de menos», señala con tristeza.

La mujer y la hija de Johnny Moreira (Quevedo, 1979) viven también en el país andino. Moreira es vocal de la asociación. «Nuestro objetivo sería conseguir para todos, incluidos los que aún no tienen la documentación necesaria, un permiso, incluso temporal, para poder trabajar». Moreira también trabaja en la construcción, pero se está preparando para estudiar la carrera de Ciencias Políticas por la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), «por si algún día puedo hacer algo por mi patria, pues todavía hay una esperanza allá», comenta emocionado.

En Balears, los hombres ecuatorianos suelen trabajar en la construcción, en el campo y en la hostelería, y las mujeres, en el servicio doméstico y en la hostelería. «La gente aquí, y en el resto de España, nos acoge y trata bien, con respeto, y les estamos muy agradecidos. Por nuestra parte, el dinero que ganamos trabajando lo invertimos tanto aquí como en nuestro país» indica Cambizaca, y añade: «El verdadero problema con el que nos encontramos es de tipo legal, debido a las nuevas leyes de inmigración».

Respecto a la muerte de doce compatriotas suyos en Lorca, Moreira señala: «Si hubiera un poco más de flexibilidad laboral con el inmigrante, provenga del país que provenga, seguro que no pasarían estos casos. El inmigrante se siente ahora como un prisionero de la Justicia, tiene miedo. Por otra parte, estaría bien que pudiésemos optar a cursos de formación ocupacional para mejorar nuestra capacitación laboral».