Roscones de Reyes y la «galette du Rois», oriunda de la Bretagne francesa. Foto: A. ESTABÉN.

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La festividad de los Reyes Magos trae consigo en Palma la dulce, típica y efímera especialidad repostera de las greixoneres y platillos. Paradójicamente, los platos representados, que en realidad son salados, se tornan por arte de magia reposteril en dulces entrañables, que son adquiridos para complementar el regalo de Reyes destinado sobre todo a los niños.

Las greixoneretes dels Reis alcanzan su máxima representación en la palmesana pastelería La Palma de Oro, que las elaboran siguiendo la tradición de la familia de Margarita Mas. Las cazuelas de sopas mallorquinas, compuestas por bizcocho, a modo de pan, y mazapán con colorante rojo y verde, que da las formas a las judías verdes, guisantes, aceitunas, rabanitos y salsa de tomate, se venden a 725 y 825 pesetas unidad. Los platillos de aceitunas con anchoas, huevo frito con patatas y salsa de tomate, lomo con salsa y pa amb oli con aceitunas, están tan bien imitadas que no parecen de mazapán. El huevo frito, por poner un ejemplo, está hecho con yema de mazapán y fondant, y las salsas de tomate son mermeladas de fresa. El precio de los platillos oscila entre las 625 y 725 pesetas la unidad.

Otro dulce tradicional llegada esta fiesta, es el carbón. En La Palma de Oro se vende a 1.200 pesetas el kilo. También se vende en un único trozo de carbón en bolsita de celofán. Éste suele adquirirse "señalaron en la pastelería" para gastar la clásica broma antes de la entrega del regalo de Reyes. El roscón de Reyes es un dulce de reciente implantación. Desde hace diez años han irrumpido en muchas pastelerías, poniéndolos a la venta los días 5 y 6 de enero. En la pastelería Chantilly de Santa Catalina, los reposteros Laurent Fecht y Julien Campos los exhibían en el mostrador, recién hechos, y exquisitamente decorados.