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La sequía ha sido uno de los factores que no ha dejado medrar este año a higueras y almendros. Francisca Valls, artesana de frutos secos, confirmó que la temporada no ha resultado beneficiosa y se han recogido pocos frutos, sobre todo, de almendra.

Esta joven de Pollença residente en Alcúdia tiene un arte especial para transformar los humildes higos en un manjar de lujo. «Es algo que aprendí desde muy pequeña "afirmó Francisca Valls", pues mi familia se trasladó a Binissalem y me crié en la finca sa Torre de Can Garrover. Desde pequeña supe cómo era la vida en el campo y aprendí a distinguir algunas variedades de higos mallorquines, sobre todo las que teníamos en casa como son bordissot blanca, de la caseta, cantina y de la roca.

El proceso de ahora es igual al de antaño. «Se recogían los higos, se secaban sobre cañizos y luego separábamos los destinados a los animales y los del consumo familiar. En una caldera bastante grande con agua hirviendo junto a hierbas aromáticas, tales como hinojo y laurel, y un poco de sal, íbamos introduciendo paners llenos de higos para escaldarlos, sumergiéndoles y sacándolos con rapidez hasta tres veces. Luego se colocaban en cajas o canastas y, pasadas las 24 horas, cuando estaban frías, se iban colocando en cajitas de madera forradas de papel. Se introducían haciendo rules condimentando por capas con semillas de anís y mojando las manos con licor de anís».

Francisca Valls vende en el mercadillo de Alcúdia sus especialidades. Los higos preparados: a 1.200 pesetas kilo, los higos de la caseta i cantina, y a 1.400 pesetas kilo, la bordissot blanca. Los higos en conserva de anís tienen mucha aceptación entre el público, tanto mallorquín como foráneo y los botes se venden a un precio de 400 pesetas. El bessó de almendra ha subido su precio con relación al año anterior. Se venden a 1.400 pesetas y la almendra con cáscara a 350 pesetas kilo.