La formalidad y el orden son tres rasgos necesarios en el carácter de toda bailarina. Foto: J. AGUIRRE.

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Ampollas en los pies, problemas de menisco, días y días de intenso ensayo; sacrificio tras sacrificio. La vida de bailarina es dura, pero a pesar de ello son muchas las chicas que ansían adentrarse en este arte. Yolanda Sánchez Dalmau fue una de estas muchachas ilusionadas. A la edad de cuatro años, y por recomendación del médico que le trataba un problema de pies, su madre la apuntó a clases de ballet. Matilde Peón fue una de sus maestras, ella le traspasó el legado de la enseñanza.

Ahora, diez años despúes, el Ballet de Yolanda Sánchez Dalmau es una realidad. Cuatro grupos de discípulas, de edades comprendidas entre cuatro y quince años, se instruyen cada día a la orden de Yolanda. Las mayores como Margarita González, Marian Gómez, Isabel Busquets, Neus Moyà y Cati Arbona, que actuaron en la entrega de los premios Ars Magna, coinciden en afirmar que «es una profesora estricta pero a la vez muy buena». Este carácter estricto se debe a la relación directa que mantiene con la enseñanza inglesa, puesto que es miembro de la National Association of Teachers of Dancing del Reino Unido.

Según ella, «el sistema extranjero tiene muchísima más disciplina, son muchísimo menos blandos; son totalmente estrictos». Por este motivo, sus alumnas están en continuo contacto con estas variantes extranjeras a través de distintos viajes. El último es el que van a realizar a Londres con motivo de un congreso anual en el que se darán cursos de reciclaje. Además, el verano pasado tuvieron la oportunidad de participar en los cursillos que Víctor Ullate ofreció en Madrid. Este bailarín "y maestro de bailarines" es uno de los preferidos por este ballet.

Al contrario de lo que la gente piensa, las bailarinas no deben seguir una dieta severa. Deben cuidar mucho su cuerpo, pero comiendo de todo sin llegar al exceso. Necesitan muchas calorías que quemar en las largas horas de ensayo. Yolanda intenta controlar el peso de sus alumnas y, como ella misma dice, «cuando veo alguna que se pasa de excesivamente delgada, la tengo muy marcada» para evitar problemas posteriores.