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Bien sabido es por todos los residentes de la Isla que el turismo alemán es, con diferencia, el que más nos visita. La familia Fink ha comentado a Ultima Hora algunos de los encantos por los que este turismo se siente profundamente atraído por las tierras mallorquinas.

Los Fink no recuerdan ya cuántos años han pasado desde que decidieron pasar sus primeras vacaciones en Mallorca. Desde ese olvidado día, han sido fieles. Una vez al año pasan un mes de descanso y relax en la Platja de Palma.

La playa y el buen tiempo les hace olvidar la vida estresante que llevan en su país natal. Un respiro bien merecido que intentan aprovechar lo mejor posible. Aunque la mayoría de los días los pasan torrándose al sol, hay jornadas que las dedican a visitar otros pueblos de la Isla. Aseguran que Mallorca es una de las islas que más parajes idílicos presenta. Formentor, el Port de Pollença, Valldemossa y Deià son algunos de sus lugares predilectos, porque, según sus propias palabras, «difieren bastante de los sitios turísticos típicos de la Isla». Ensalzan sobre todo Valldemossa y Deià por el atractivo cultural que presentan.

Pero no todo son alabanzas, también hay críticas. Lo que menos les gusta es el espíritu estafador de algunos comerciantes y sobre todo de los «patateros». Estos últimos son los timadores que se encuentran a lo largo de toda la Platja de Palma, patatas en mano, y que atraen a los turistas para que realicen apuestas con el fin de estafarlos. Los Fink están hartos de presenciar cómo la gente pica ante este viejo truco.