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Ésta ha sido una semana de algunos cambios. Como siempre, los hay buenos y no tan buenos. Las playas de Palma ofrecen una calidad excelente, subiendo Platja de Palma y Cala Canta. El panorama no es tan halagüeño en toda la Isla: bajan Cala Domingos en Manacor; Cala Gran, en Santanyí (aunque sube Cala Esmeralda); Port de Sóller (en Sóller) y Port de Pollença (en Pollença). En Calvià la playa de Portals Nous también está tachada esta semana como excelente y en Andratx, al subir Camp de Mar y el puerto, la calida de las aguas también es insuperable. Así es que hay donde elegir porque no hay ninguna playa con las aguas mal.

El agua del Atlántico entra en el Mediterráneo a través del Estrecho de Gibraltar y se desplaza hacia el este recorriendo las costas de Àfrica del Norte, aumentado progresivamente su salinidad. El fenómeno, corriente entre los mares cerrados, se debe a que la entrada de agua dulce de los ríos no compensa el nivel de evaporación sufrido por el mar. En consecuencia el Mediterráneo posee aguas más salobres que el Atlántico, lo que unido a temperaturas más altas y a la amplia disponibilidad de nutrientes, da origen a una biodiversidad elevada y a que la fauna y flora de las diferentes zonas del Mare Nostrum sea muy distinta.

Las artes de pesca utilizadas varían mucho de una parte a otra, dependiendo de las especies que se pescan y de la normativa vigente relativa al tema. En el Mediterráneo se han catalogado hasta 40 tipos distintos de artes de pesca, aunque las más comunes son las de arrastre y diversas dragas para crustáceos y moluscos, peces planos como el lenguado y otros animales de fondo o «demersales».

Evaluaciones recientes exponen la excesiva presión pesquera a que se ve sometido el Mediterráneo, así como la necesidad de respetar las normas creadas por los Estados con el fin de mantener el equilibrio de los ecosistemas marinos. El Código de Conducta para la Pesca Responsable de la FAO y otros instrumentos jurídicos internacionales, proporcionan mecanismos para abordar este problema.