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Las fiestas de Sant Magí celebradas en el popular barrio de Santa Catalina de Palma concluyeron ayer con el homenaje a la vejez, acto celebrado durante la mañana y que resultó muy concurrido. A las diez tuvo lugar en la parroquia una misa especial para ellos que contó con la asistencia del teniente de alcalde de Infraestructuras, José María Rodríguez; el presidente de la asociación de vecinos, Antonio Vera; y el presidente honorario Pedro Felip.

El rector y oficiante de la misa, Toni Picornell, pronunció una homilía muy apropiada para esta ocasión dedicando palabras de ánimo a los abuelos. La nota más simpática de la celebración la pusieron los pequeños de la Escuela de Baile Santa Catalina, que ataviados con sus trajes típicos rústicos danzaron en el altar mayor junto a la hornacina con la reliquia de Sant Magí el ball de l'ofrena. Los asistentes les correspondieron con muchos aplausos. Concluida la celebración eucarística, todos los mayores fueron agasajados en el salón de actos de la parroquia con una deliciosa merienda a base de coca mallorquina, ensaimada, helado y refrescos. Antes de dar el sus para degustarla, el presidente honorario, Pedro Felip, les dedicó un breve parlamento y aprovechó la presencia del concejal José María Rodríguez para solicitarle algunos «arreglillos» de una determinada calle de la barriada.

El acto de homenaje a los mayores estuvo amenizado por los bailes de jotas y boleros mallorquines de los pequeños de la Escuela de Baile, dirigidos por Neus Olmeda, profesora del grupo folklórico Balladors de Lluc. El presidente de la asociación de vecinos, Toni Vera, señaló que: «La edición de las Fiestas de Sant Magí 2000 ha estado marcada por una gran participación. La jornada infantil desbordó todas las previsiones reuniéndose en torno a las actuaciones más de dos mil personas, entre pequeños y mayores». El fin de fiestas se celebró por la noche con la actuación de Agustín «El Casta» y fuegos de artificio en el recinto de sa Feixina.