La estrella del rock trató de esquivar a las cámaras al entrar en la fiesta. Foto: M.F.

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Los rumores de aquellos que anunciaron a los cuatro vientos que el verano de 2000 en Eivissa se había quedado corto en cuanto a visitas y presencia de gente famosa se alejan una vez más de la verdad. Si no que se lo digan a Carlos Martorell, el relaciones públicas de Pachá, que a estas horas se estará aplicando el dicho popular que muy sabiamente dice que «el que ríe el último ríe mejor».

Y es verdad, porque a estas horas el auténtico cerebro del evento nocturno del verano puede estar más que satisfecho con su trabajo, en el que además de la notable presencia de famosos todo fue perfecto: desde las actuaciones de baile a la música ambiental, pasando por el servicio de barra, que trabajó desde la medianoche hasta pasadas las cinco de la mañana calmando la sed y las apetencias de la gente guapa que se pasó por el Naïf para celebrar la fiesta de «La Ibiza Auténtica».

Sin lugar a dudas, la sorpresa de la velada la dio el líder de los Rolling Stones, Mick Jagger, cuya presencia en la fiesta se conoció minutos antes de que irrumpiese en ella, acompañado de la top model Elle McPherson, una belleza habitual en este tipo de celebraciones. La exclusiva pareja, recelosa de comparecer ante los fotógrafos y cámaras de televisión, pasó de forma fugaz entre el público para adentrarse en la zona cerrada del local, a la que solamente podían acceder los invitados vip. Fue aquí donde Jagger y McPherson estuvieron alrededor de una hora bailando y saludando a sus conocidos, participando en una fiesta privada en la que el personal de seguridad tenía estrictas órdenes de no dejar pasar a nadie más que a los «elegidos», que disfrutaron de la compañía del conocido rockero durante una hora, tras la cual abandonó el lugar acompañado de la famosa modelo y de una larga estela de flashes y focos.