Los síntomas de cansancio eran evidentes en los 'marxaires' a su llegada al Monestir. Foto: M.A.C.

TW
0

La Moreneta volvió a recibir ayer por la mañana a una nueva peregrinación de la marcha popular Des Güell a Lluc a Peu. En su vigesimoséptima edición, esta caminata de 48 kilómetros, que nació en 1974 como agradecimiento de Tolo Güell a la patrona de Mallorca tras un milagro sobre su hija de seis años, ha congregado a más de 3.000 participantes. A las 6.30 horas llegaban al monasterio los primeros marxaires, que reconocían no haber salido desde la Plaça des Güell a la hora del sus general o haber iniciado su camino desde otro de los puntos por los que pasó la marcha.

«Estoy tan cansado que no puedo ni hablar», eran las palabras más repetidas por la gente a su llegada al Camí des Guix, lugar que iniciaba el final de su andadura y en el que se obsequió a todos con la tradicional aguja de cintas de la Mare de Déu. Los primeros momentos de descanso, ya frente al edificio de la hospedería y tras pasar todos por la mesa en la que entregaban los pertinentes diplomas acreditando la llegada, hacían patente el agotamiento general y el dolor de piernas que tras más de ocho horas andando se hizo evidente.

Para remediar las múltiples y abundantes molestias musculares de muchos de ellos, la Asociación de Fisioterapeutas de Balears, con su presidenta Josefa Figueroa al mando, ofreció un servicio gratuito de masajes terapéuticos. Esta nueva iniciativa agradó a los más de 200 peregrinos que hicieron uso de ella y alabaron la profesionalidad y dedicación de los diplomados que les atendieron. Este nuevo servicio sirvió, a su vez, para dar a conocer la asociación y la importancia que los masajes terapéuticos los dé alguien con la titulación adecuada. Contaron también con una ambulancia y un servicio médico que atendió a los pocos caminantes que sufrieron algún problema de salud.