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Ocurrió el último miércoles, a la salida del plató de Tele 5, donde los ex concursantes y parientes de las cobayas en activo se someten a las preguntas de Sor Milá. Algunos de los presentes fueron hasta la discoteca Joy Eslava para entregarse al bailoteo y tomar unas substancias sólidas, líquidas y... en polvo.

Y claro, los compongos de parejita son más falsos que Judas tomando su rosbif en la Ultima Cena porque en su día fueron diseñados por los productores para sacar pasta en las revistas, que si una cena pagada aquí, que si una inauguración comercial por allá, así que los mozos, que no estaban vigilados por responsable alguno de la cadena, se comportaron tal cual. Nacho y Vanessa se sentaron en un rincón y ni siquiera se dirigieron el rebuzno. Y Jorge y María José no sólo eso, sino que se obsequiaban miradas de profundo recelo, ya que ella no desaprovechaba la ocasión para enroscar la lengua incitando a los pollos que pasaban a su lado.

Total, que al final picó un pardillo en celo y María José, ni corta, ni perezosa, ni modosa, decidió cambiar la batalla en Bosnia por un combate de camastro con el desconocido y los dos salieron del lugar sin decirle ni «mu» al soldadito bosnio, para subirse a un flamante BMW rojo-pasión. Entonces Jorge fue tras ella, hecho un basilisco, gritando con toda su furia castrense «¡Zorrraaaaa, putaaaaa!». Dicen que uno de los presentes le contestó sin vacilar: «Pues, claro. ¿Es que no lees Interviú?.