Joana Maria Porquer abraza a su madre, Francisca, en su casa de Palma. Foto: PERE BOTA.

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Desde hace muchos siglos las distintas partes del cuerpo humano han sido objeto de estudio por parte de médicos y científicos, objeto de reflexión por parte de filósofos y teólogos, y objeto de creación por parte de artistas y poetas. En un tono más o menos serio, o más o menos amable, suele identificarse el cerebro con la razón, el corazón con los sentimientos, los ojos con el alma humana o un órgano tan específico como el hígado con el carácter más o menos melancólico. Por lo demás, también desde hace mucho siglos, los seres humanos vienen luchando para superar las distintas afecciones del cuerpo y del espíritu. Y si bien para la curación de la melancolía aún no se conocen remedios especialmente eficaces, para la curación de un hígado que no funciona como debiera existen hoy en día distintas posibilidades, siendo una de ellas el trasplante.

El pasado siete de marzo tuvo lugar en el Hospital Clínic de Barcelona el primer trasplante, entre adultos, de parte de un hígado de una persona sana a otra necesitada. Un equipo de cirujanos dirigido por el doctor Juan Carlos García Valdecasas implantó la parte del hígado correspondiente al lóbulo derecho de Joana Maria Porquer, de 32 años, a Francisca Porquer, de 65, y madre de Joana Maria.

Unas ocho semanas después de las dos operaciones, Francisca y Joana Maria se encuentran de nuevo en Palma, y tras las primeras revisiones "que tenían lugar cada quince días", ahora sólo han de acudir a chequeos rutinarios una vez al mes en Barcelona. Después de un año las revisiones podrán hacerse en Palma. «La verdad es que ahora me encuentro muy bien», confiesa Francisca Porquer. Francisca está tomando la medicación habitual siempre que se produce un trasplante, en especial para evitar posibles rechazos. «Puedo hacer una alimentación normal, a excepción de mariscos y conservas, y he de tener un cuidado especial al comer frutas y verduras, pues han de estar completamente limpias de impurezas». Joana Maria también confirma que se encuentra muy bien y comenta un poco todo el proceso: «Tras serle detectada la enfermedad "cirrosis hepática" a mi madre, el doctor Pere Vaquer, de Son Dureta, nos recomendó ir al Clínic. Mi madre, siguiendo el camino habitual en estos casos, fue incluida en la lista de espera para un futuro trasplante.