La gaita no es sólo cosa de hombres. Ayer, en ses Voltes, hubo muchas 'gaiteras'. Foto: JAUME MOREY.

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Los numerosos gallegos que ayer se dieron cita en Ses Voltes sintieron, sin duda, aliviar la morriña que sienten hacia su tierra. La buena música de la tierra del norte y los bailes, vistosos y rítmicos, entusiasmaron al amplio público y llenó el corazón de los gallegos. El Centro Gallego de Mallorca empezó la Semana das letras galegas, dedicada a Manuel Murguía, con la IX Trobada de Gaitas i Xeremies.

Los responsables de este centro están, sin duda, muy orgullosos de haber encarrilado una trobada que llega a la novena edición sin fractura. Según reza el programa de actos culturales, «cuando hacer ocho años el Centro Galego tomó la iniciativa de organizar esta trobada en torno a la chirimía, la gaita y la cornamusa, con la idea de convertir este instrumento tan querido para gallegos y mallorquines en un punto de encuentro de músicos de ámbito nacional e internacional, de alguna manera nos estábamos adelantando al gran auge que los últimos años ha vuelto a tener la música folk, que han popularizado temas y músicas que sólo las tocaban los grupos de folklore».

Los músicos y bailarines que ayer tomaron parte en la trobada: el grupo Anaquiños del Centro Galego de Palma, el grupo de gaitas y baile Saudade de Barcelona y los Xeremiers de Son Roca (Tomeu i Pere) se reunieron delante de la figura del foner para afinar los instrumentos y hacer un pasacalles que los llevaría hasta el escenario de Ses Voltes, donde les esperaba el alcalde de Palma, Joan Fageda, que siguió con atención las primeras actuaciones.