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La lluvia caída apenas un cuarto de hora antes de comenzar la procesión hacía presagiar lo peor. Pero no. La procesión del Domingo de Ramos salió y registró una masiva participación de cofrades, que lucieron este día palmas y ramos de olivo.

La juventud se hizo notar mayoritariamente en las catorce bandas y agrupaciones musicales, que fueron en algunos puntos aplaudidas por el público. La Agrupación Jesús del Buen Perdón estrenó nuevo uniforme.

El desfile se formó en el templo de Sant Jaume, encabezándolo la Sección Montada de la Policía Local a partir del edificio de la Misericòrdia, seguida de los tamborers de la Sala. A continuación desfilaron las cofradías del Coll d'en Rabassa y s'Arenal, seguidas de todas las cofradías de Palma, que no se ajustaron totalmente al orden de antigüedad. Las que mayor número de penitentes desplegaron fueron La Esperanza, Santa Mónica, Nuestro Padre Jesús Nazareno, El Silencio, Cinco llagas, Cristo de la Agonía y Jesús del Buen Perdón, que incorporó su paso del mismo nombre. También aportó el de Nuestra Señora de los Desamparados la cofradía Cruz de Calatrava. Como es costumbre, se repartieron los confites de caperutxa en orden y silencio. Los cofrades de La Salud, del Terreno, obsequiaban una estampa de la Virgen, mientras que la ex diputada Pilar Ferrer Bascuñana lo hacía con piruletas de nazareno.

A pesar del cambio de itinerario y las obras del tramo de Jaume III, hubo orden, fluidez y muy pocos parones.
La cofradía de Santiago, anfitriona de esta procesión, fue la última en desfilar, junto a su entrañable paso y la banda Municipal de Palma.