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Puede que alguien añorara al encuerado en negro Marlon Brando de «Salvaje». No se trataba tampoco de una secuencia de la «Los ángeles del infierno». Allí no estaban Peter Fonda ni Dennis Hopper poniendo sus motos a escape libre sobre las interminables autopistas de «Easy Ryder». Pero la parafernalia era muy similar a la de tres de las películas más célebres realizadas sobre la cultura de la moto. «Chupas», gorras con visera, pantalones, botas de cuero y gafas de sol, el conjunto entero en agresivo tono negro; cascos con algo más de colorido pero lo suficientemente aparatosos como para tapar las caras de velocidad y dientes afilados de sus portadores; tubos de escape rugiendo y desprendiendo centenares de litros de dióxido de carbono. Pero todo ello multiplicado por 5.000. El número aproximado de motos de todas las marcas, volantes aerodinámicos, colores de carenados, cilindradas y potencias que empezaron a hacer rugir motores desde las nueve y media de la mañana de ayer en las inmediaciones de El Corte Inglés de las Avenidas.

No se sabe cómo se desenvuelve el alcalde de Palma, Joan Fageda, sobre el motor con dos ruedas. Pero, al menos, se hizo la foto simpática de rigor sobre una potente Suzuki GSX 750, antes de bajar el banderín de salida y dar inicio a la XXIV Volta a Mallorca en moto que recorrió la Isla en un plazo aproximado de nueve horas.