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Al fin, después de una larga polémica con el Ajuntament de Palma, el Govern reconoce que estamos ante la sequía más severa del siglo y que la situación, si no mejora, puede desembocar en problemas de abastecimiento de agua el próximo verano. Por el momento, según las explicaciones del director general de Recursos Hídrics, Joaquín Rodríguez, parece que las infraestructuras existentes garantizan que disfrutaremos de agua con normalidad. Pero él mismo ha admitido que si alguna de las reservas falla, el problema estará servido.

Resulta lamentable que a estas alturas del año nos demos cuenta de la gravedad de la situación. Cabe recordar aquí que fue precisamente el problema el agua el desencadenante de una crisis en el seno del Govern y del Pacte por la intransigente actitud de la consellera Margalida Rosselló, que obligó a intervenir al president Antich para reconducir la situación. Según la consellera de Els Verds, no era necesario ampliar la desaladora de la bahía de Palma. Margalida Rosselló antepuso su programa electoral, contrario a la ampliación, a su obligación como consellera del Govern. La ampliación de la desaladora no era ni es la mejor solución, pero era y es la única posible ahora. Y ante los perentorios avisos de que la falta de reservas estaba alcanzando cotas muy preocupantes, la consellera intentó aplicar unas medidas totalmente inadecuadas, confiando en una lluvia que no ha llegado. Margalida Rosselló pide ahora la ampliación de la desaladora. Pero ha tardado demasiado tiempo. Quizá ya lleguemos tarde. Si así ocurre, si hay problemas de abastecimiento de agua, sólo habrá una responsable: la consellera de Medi Ambient.

Mientras no llueva sólo nos cabe esperar que se aceleren los trabajos para poner en marcha el grupo de reserva. Y de cara al próximo año, ojalá el Govern rectifique y acometa los proyectos necesarios para que Balears no vuelva a tener problemas de agua.