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El president del Govern, Francesc Antich, reclamó ayer la colaboración de los ayuntamientos para poner en marcha el plan de expropiaciones de suelo rústico para la construcción posterior de viviendas sociales. El president aseguró que el Govern quiere coordinarse con las instituciones locales con el fin de encontrar suelo a precios asequibles y poder transformar el suelo rústico en urbano.

El president reconoció que las anunciadas restricciones urbanísticas que prepara el Govern en suelo urbano pueden provocar un encarecimiento de la vivienda, que ya se encuentra a unos precios desmesurados. Por esta razón, aseguró que desde el Ejecutivo se está trabajando para lograr que estas restricciones no afecten a las viviendas de protección oficial.

«Hasta ahora nos hemos encontrado con escasez de suelo para poner en marcha este tipo de viviendas protegidas y ahora hay que trabajar con los ayuntamientos para que, a través de la Ley de Suelo, se consigan solares rápidos y baratos», afirmó Antich. El president recordó que, en los próximos dos años, el Govern tiene previsto construir unas 2.000 viviendas, pero para eso hace falta suelo público.

El president realizó estas declaraciones tras la entrega de 76 llaves de otras tantas viviendas de protección oficial en la barriada de Son Gibert. Todos los pisos, a precios entre los 6'3 millones de pesetas y los 9'7 millones, recibieron una subvención del 10 por ciento del coste total.