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Por cierto, ¿saben por qué construyó esa casa Suárez? Porque hace años, cuando ni siquiera tenía idea de que pudiera ser presidente, le prometió a su esposa que algún día tendrían una casa en Palma de Mallorca, ciudad que ésta admiró desde siempre. Por eso, tal vez, el primer año en que Suárez fue presidente del Gobierno, junto con el matrimonio Abril Martorell, navegaron por el litoral mallorquín a bordo del Brisette, y años después, ya ex presidente, repitieron viaje, en esta ocasión a bordo del Idus de Marzo, velero recién llegado de la Antártida, hasta donde fue, si mal no recuerdo, con Guillermo Cryns, con el que atracó frente al Auditòrium, donde meses atrás había presentado su dimisión como presidente de UCD. Finalmente, en sus vacaciones en Mallorca cambiaron los barcos por la tierra firme, decantándose por el Port d'Andratx, siempre en casas alquiladas, hasta que decidieron construir la propia en los altos de Son Vida, de ello hace tres o cuatro años y... ¡pues vaya casa más bonita que es!, por lo cual no me extraña que sigan viviendo en ella, incluso en los inviernos, incluso en este invierno, cuando la salud de doña Amparo es más bien frágil, pero que soporta como mujer fuerte que es. ¡Hombre!, lo que sí me hubiera gustado preguntar a Adolfo Suárez es por qué capítulo anda el libro que sobre Mallorca está escribiendo su esposa. Porque, ¿saben?, doña Amparo escribe sobre la isla que tanto ama y admira, y lo hace desde esa preciosa atalaya en que vive, desde la que se divisa la mejor panorámica sobre la bahía.