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El Ajuntament de Palma inicia hoy en Es Borne la campaña para ahuyentar a los estorninos con un material pirotécnico especial que complementará con bengalas de humos y tracas cortas de intervalos lentos, según confirmó ayer un portavoz de la concejalía de Sanitat. La campaña, que tiene un presupuesto de 1.500.000 pesetas, se desarrollará en diferentes sectores de Ciutat, como las calles Manacor, Eusebi Estada, Plaza España, Ruiz de Alda, Plaza Atarazanas, Ramblas, 31 de Diciembre y algunas zonas de las Avenidas.

«Nuestra intención es que los vecinos estén perfectamente informados sobre el alcance de esta iniciativa y que adopten las medidas oportunas para que el fuerte ruido de las explosiones no les pille desprevenidos», señaló el portavoz.

La propia concejal de Sanitat, María Crespo, asistirá esta tarde al inicio de la campaña en Es Borne, un lugar abandonado por los estorninos hace dos años, pero al que han vuelto, con todas las molestias que ello conlleva. Dos equipos de seis personas serán las encargadas de llevar a adelante la iniciativa. El horario de actuación de las brigadas será desde una hora antes de la puesta del sol hasta una hora después. Realizarán explosiones controladas desde la copa del árbol donde descansan los estorninos un mínimo de tres días en cada zona. El material pirotécnico constará de tres tipos de truenos del tipo II y diferentes potencias, el mayor de los cuales contendrá una cantidad explosiva de 2'8 gramos.

«Hemos tenido que variar la estrategia con el objetivo de ser más selectivos y emplear menos petardos. Los altavoces se han mostrado claramente ineficaces porque los estorninos se ríen del sonido grabado de los halcones (su enemigo natural). Es más, hemos grabado ataques de bandadas de estorninos a halcones muy poderosos, ya que primero le defecan, lo desequilibran y le obligan a huir», indicó el portavoz. El estornino está considerado una auténtica plaga. Sus excrementos causan daños irreparables en los coches porque corroe la pintura, al igual que en la ropa. Millones y millones de ellos buscan refugio en las copas de los árboles de Palma, atraídos por las temperaturas agradables.