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Desde que nació, Adrià Oliver, de ocho años, tiene en su casa de Manacor una colección de mascotas de las más diversas razas y especies que se pueda imaginar. Dice que se divierte más con ellas que con cualquier juguete. El primer animal que sus padres le regalaron fue un perro de raza «bull-mastiff», el último, hace seis meses, una pitón de unos tres metros de largo.

Entre otros, el pequeño Adrià tiene seis pirañas, cinco tortugas de Florida, una boa, una iguana, ocho perros, todos de raza grande, y está esperando impaciente la llegada un camaleón. Todo empezó cuando sus padres observaron que Adrià recogía escarabajos, con los que, según decía, tenía que montar una granja de cría. Además, Adrià cazaba lagartos y ratas. Aún hoy, su abuelo le da una cantidad determinada por cada rata que caza.

Ninguno de los animales que Adrià tiene es autóctono de la isla, pero según él mismo, no es difícil conseguir que estos «bichos» se adapten a nuestro clima. Lo único que cabe destacar es que para el mantenimiento de los reptiles en invierno se necesita calefacción artificial, y a veces, en los días más secos del verano, es necesario darles humedad, pero esto no resulta un problema para ellos. El objetivo de Adrià es llegar a ser granjero, de momento, animales no le faltan, pero para él no son suficientes, quiere tener muchos más. Le gustaría poder hacer cría con todas y cada una de las especies que tiene.