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Desde la proliferación de las grandes superficies comerciales, muchos de los colmados han cerrado debido a las facilidades que estos grandes comercios han ofrecido a sus clientes. Lorenzo Juan Manresa ha seguido la tradición de su familia llevando hacia adelante el colmado Can Manresa situado en la calle Fábrica, fundado en el año 1949 por su abuelo. Se venden toda clase de embutidos caseros procedentes de Felanitx y de Artà, espárragos navarros, aceites vírgenes, buen vino, atún...

Hace muchos años la gente hacía cola para comprar, incluso fuera. Era el centro de reunión de las tertulias de las mujeres de la zona. Desde pequeño, Lorenzo correteaba por el colmado soñando que algún día se convertiría en su negocio. Pero con el paso de los años la clientela ha bajado mucho, al igual que muchos productos, como los de limpieza y algunos alimentos, que se han dejado de vender. La gente acude a los grandes centros comerciales «y sólo vienen aquí en busca de algo en concreto, como algún buen vino o una buena sobrassada», afirma Lorenzo Juan.

Este colmado también ha perdido a muchos de sus clientes debido a la mala infraestructura y a las obras que se están realizando en las calles de Palma, obras que imposibilitan parar y aparcar. En cuanto al futuro del colmado, Lorenzo afirmó que es imposible que vuelva a ser una fuente de ingresos como podía haber sido hace unos 15 ó 20 años, y espera que sus hijos se dediquen a otra cosa.