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La fuerte tromba de agua caída esta semana sobre Mallorca apenas se ha notado en los acuíferos y mucho menos en los embalses del Gorg Blau y Cúber, que siguen ofreciendo el aspecto desolador y desértico, como muestra visible de la grave situación de sequía que continúa padeciendo la Isla.

A principios de esta semana se produjeron chubascos intensos, pero los 81 litros por metro cuadrado de agua de lluvia que se registraron el martes en la zona de Sóller apenas han servido para nada. Para que los embalses del Puig Major, que sólo acumulan el 5 por ciento del agua que se recoge en Mallorca, mejoren su aspecto, es decir, que suba el nivel del agua que se acumula en ellos, es necesario que sobre la zona llueva muchos más días, de manera lenta y continua, de tal manera que permita que, al mismo tiempo que la lluvia cae, el agua se vaya filtrando sin que se produzca la temporal saturación de humedad en el subsuelo que pueda impedir este proceso de entrada del líquido.

Además, las trombas de agua que duran pocos minutos suelen causar más daños que beneficios, especialmente si van acompañadas de granizo. La caída súbita de grandes cantidades de agua hace que ésta circule hacia cotas más bajas, pero la gran mayoría del líquido se pierde por las torrenteras hacia el mar o zonas en las que el agua no es aprovechable.