Las jóvenes viven con intensidad los días previos al concurso, conscientes de que cualquiera puede ganar. FOTO: JULIÁN AGUIRRE.

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Son guapas, les atrae el mundo de la moda, rondan los veinte años y les encantaría ganar el certamen, aunque prefieren no obsesionarse con la victoria para no «pasarlo mal si no la obtenemos». Las veinticuatro aspirantes a la corona de Miss Baleares preparan a conciencia todos los actos del certamen, con la mente puesta en el concurso de mañana.

Anoche se presentaron oficialmente en la discoteca «Pachá», tras una espectacular llegada al Passeig Marítim en submarino y globo aerostático. Todos se afanan en cuidar cada detalle. El tiempo está medido al segundo, así que el respeto a los horarios es una obsesión para los organizadores.

«Se participa porque hace ilusión, pero 'top models' como Esther Cañadas salen con cuentagotas. Además, el mundo de la moda es muy atractivo, pero tienes que guardarte las espaldas», comentan Laila y Marta, dos «reincidentes» que ya han participado en el concurso. Y se aplican el cuento: Marta es azafata de vuelo y Laila estudia Turismo. De este modo rompen con el estereotipo de «mujer florero»: «Una cosa es no ser un erudito y otra no estar en el mundo. No somos 'barbies'», comenta Laila.

La media de edad de las aspirantes es de 21 años. Amanda Ferrer y María Piña son de las más jóvenes, con 19, mientras que María José Almansa tiene 23. Entre las tres trazan un perfil de las participantes: «No nos obsesionamos con los regímenes, pero cuidamos la alimentación. No fumamos ni bebemos, y hacemos mucho deporte. Nos gusta lo mismo que a todas las chicas de nuestra edad: Salir, bailar, el cine...». La ganadora, para ellas, «no sólo debe tener una cara bonita, también mucha personalidad y saber estar», aunque reconocen que «es difícil profundizar en nuestra personalidad en tan poco tiempo».

Aunque no les obsesiona la idea de ganar, reconocen que «hacemos nuestras quinielas, viendo las cualidades de cada una».