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El presidente Aznar y su esposa son huéspedes de los Matutes en el barco «Aiglion», propiedad de éstos.
Se trata de un velero de dos palos que, viento en popa y a toda vela, causa sensación y se convierte en fruto del deseo de cualquier navegante.
Porque el «Aiglion» "«The Eagle», para los ingleses" es una maravilla flotante, un barco dentro de un barco. Su seguridad es tal que le permite navegar por todos los mares del mundo en cualquier época del año.

Construido en 1970, el Ayglon mide de largo 45 metros por 7.8 de ancho y pesa unas 200 toneladas. Y a toda vela, vuela.
Por tanto, el país, con el presidente a bordo del velero de Matutes, puede estar tranquilo. Si hay tormenta, la capea sin problemas; si hay vientos, lo mismo. Y si hay calma los motores solventan el problema. En cuanto a comunicación, Aznar puede estar en contacto con quien le plazca a través de teléfono vía satélite, telex, teléfono digital y módem-fax. ¿Que cómo es el barco por dentro? Pues como por fuera: Espectacular, sólido, bonito, cómodo, elegante. En él pueden dormir cómodamente siete personas en camarotes de lujo con baño en suite; el del capitán, que posiblemente Abel habrá cedido a los Aznar, posee dos baños, televisión y aire acondicionado. Todos forrados de madera y dotados del suficiente espacio para estar comodísimos e independientes.

Tiene el «Aiglion» un amplio comedor, forrado también en madera, con alfombras debajo de la mesa y de las sillas, con capacidad para unas 10 o 12 personas; también es amplio, cómodo y elegante el salón para el café, la conversación o la lectura.

En cuanto al exterior, amplios espacios en cubierta animan a tomar el sol sobre ella mientras se contempla el cielo y el mar cortado, como por un cuchillo, por el velero.

Tampoco hay tiempo para el aburrimiento en las paradas, pues lleva motos acuáticas, una zódiac, equipos para bucear y para pescar.
Pues nada, que se lo pasen bonito.