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MARI VÀZQUEZ Eduardo Casajuana Godoy siempre ha tenido devoción y curiosidad por conocer mundo: «Provengo de una familia bastante inquieta. Desde pequeño mis padres me han llevado de viaje por España y con tan sólo ocho años ya me había trasladado de hogar tres veces», afirma este joven nacido en Santa Coloma de Gramanet y afincado en Sóller. Con su mochila, un poco de dinero y los elementos indispensables para poder viajar, realizó su primer viaje «en serio», entre los meses de marzo y abril de 1995, que le llevó a Portugal y a Marruecos.

Pero su aventura no acabaría allí, ya que a finales de año emprendió su camino a Sudamérica, recorriendo Perú, Lima, Bolivia y Ecuador, en donde convivió junto con los indígenas una de las mejores experiencias de su vida: «Son gente muy agradable. Allí viven en plena naturaleza, sin importarles nada más que el vivir día a día. Es un mundo totalmente diferente en el que aprendes a valorar la existencia y otras muchas cosas que en la vida cotidiana no le das apenas cierta importancia».

Su aventura más larga la realizó entre el mes de noviembre del 1996 y abril de 1997 y le llevó a conocer los parajes más hermosos en los 12.000 kilómetros recorridos por Chile, Paraguay, Bolivia, etc., y en donde tuvo que pasar por las mil y una peripecias para poder sobrevivir.

En su último viaje, que finalizó en enero de este año, recorrió Centroamérica (Cuba, República Dominicana, las Antillas, El Salvador, Honduras y Nicaragua): «Allí pasé por muchas emociones y algunas se condensaron en tragos bastante amargos, aunque siempre contando con el apoyo y la hospitabilidad de los indígenas. Son gente extraordinaria, lo dan todo por nada».