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Si alguien decide pasar el día entero en el hotel, no se va a aburrir». Esta frase de Francisco Barea, director anfitrión, resume la filosofía del Hotel «Riu Palace Bonanza Playa», situado en Illetes. Y es que en un hotel se puede desarrollar un abanico casi inacabable de actividades, al margen de tomar el sol en la playa. El programa ofrece una oferta acorde a los hábitos de los turistas, y su objetivo es que «conozcan las alternativas que ofrece el hotel y luego decidan con total libertad», comenta Javier Esteve, el encargado de la animación.

Javier, de 33 años, añade que «la gente tiene la intención principal de descansar y prefiere las actividades más suaves, como los deportes que no exigen mucho esfuerzo físico». Define su trabajo como «muy gratificante. Se necesita mucha psicología para trabajar con gente de procedencia muy diversa. Intento que los turistas olviden los problemas que tengan en sus países, y es muy satisfactorio ver que se relajan y lo pasan bien».

Además, sus años de experiencia le permiten hacer una generalización sobre los turistas: «Los rusos son tranquilos y un poco fríos al principio, pero luego son más participativos. Sin duda los más simpáticos y activos son los italianos». Varios jóvenes de este país parecen querer darle la razón y piden «un reportaje sobre las vacaciones de los italianos en Mallorca».

A primera hora de la mañana comienza la actividad en el hotel. «Antes nos adaptábamos a los hábitos de los turistas alemanes, que son mayoría. Se trabajaba en la piscina muy temprano y se recogía pronto por la tarde, porque a los alemanes les gusta cenar pronto. Ahora, llegan turistas de lugares muy diversos, y hay que adaptarse a sus costumbres», señala un empleado de la piscina.

Los turistas aprovechan las horas de sueño al máximo, por lo que es alrededor de las diez de la mañana cuando el comedor está prácticamente lleno. Se respira un ambiente de tranquilidad propio de un lugar cuyos ocupantes pasan días de vacaciones.

Este ambiente de relax continúa durante el resto de la mañana, en la que aquellos que permanecen en el hotel aprovechan para tomar el sol o darse un baño en la piscina, que presenta un aspecto inmejorable. Sólo unos pocos se atreven con las actividades programadas para este momento del día, que incluyen gimnasia en el agua, yoga y competiciones deportivas, como badminton, tenis y tiro con carabina. «Mi mujer nunca había hecho gimnasia y se ha puesto a practicarla estos días», comenta sonriente un turista argentino que ha aprovechado sus vacaciones para «celebrar nuestras bodas de plata y conocer la isla».