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R.C./M.G. El candidato de la coalición EU-EV a la comunidad autónoma, Eberhard Grosske, considera que lo que pueda acontecer a corto y medio plazo en materia de gobernabilidad del Govern «está en manos de lo que decida Unió Mallorquina, ya que actúa como partido bisagra y cumple un papel legítimo en función de los resultados electorales obtenidos». Grosske, que ayer acudió a Madrid a la ejecutiva de Izquierda Unida presidida por Julio Anguita, comentó que espera la llamada del PSIB-PSOE, PSM y UM para intentar llegar a un acuerdo: «No hay que hacer conjeturas en estos momentos, ya que antes tenemos que sentarnos con el resto de fuerzas y hablar, ya que tenemos una oportunidad histórica para que el Pacte de Progréss gobierne el CIM y el Consolat de la Mar. Estamos abiertos a todo tipo de pactos y alianzas, de ahí que nos tenemos que poner todos de acuerdo».

Precisamente, la pérdida de la mayoría del PP a nivel autonómico es uno de los hechos que más destaca, «ya que el efecto rodillo de las mayorías ya no se volverá a dar en el Parlament, lo cual supone un castigo importante para Matas y para el PP».

Sobre el descenso de EU, puntualizó que no se habían cubierto las previsiones, «pero hemos aguantado el tipo en comparación con lo sucedido a nivel nacional».

La candidata a la alcaldía de Palma, Margalida Thomàs, se mostraba ayer preocupada por el efecto que ha tenido el alto índice de abstención en Palma: «Ha podido perjudicar a todos los partidos, pero en las zonas periféricas y barriadas, lugares en los que nos votan, es donde este índice ha sido más elevado. La izquierda no está en actitud combativa y no ha ejercido su derecho a votar».

Thomàs apunta que el hecho de que el PSIB-PSOE hiciera un llamamiento al voto de izquierda, «nos ha afectado también de forma negativa. Asimismo, no hay que ver ningún tipo de equiparación entre la entrada de UM en el Ajuntament y nuestra bajada, ya que no hay relación alguna».