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Las patatas fritas y la sopita son los platos preferidos de los más pequeños que se quedan a comer en el cole. Son alrededor de 600 niños, de los 1.070 alumnos que comparten comedor cada día en el colegio Sagrado Corazón de Son Espanyolet. Uno de los muchos ejemplos del ámbito escolar. Los más peques tienen tres años y los mayores entre 14 y 15 años de edad. La picaresca existe, también, a la hora de comer y algunos retiran del plato lo que no les gustan y como nadie se levanta del asiento hasta que haya terminado, lo esconden en una servilleta y se lo meten en el bolsillo del babi o lo tiran debajo de la mesa como si el tema no fuera con ellos. Después de la comida los más peques disfrutan de una siesta. Pero antes, la «seño» les lee un cuento corto y así, poco a poco, hasta el más travieso cierra los ojos. El precio por tíquet, o sea por día, oscila entre las 650 y casi 1.000 pesetas, dependiendo del centro escolar. Los menús se cambian cada mes y la junta de la Asociación de Padres de Alumnos (APA) los supervisa tras el estudio meticuloso de una dietista.

Sopa de ave, potaje de judías, «cordon blue», estofado de pollo, crema de verduras, pescado rebozado, macarrones, lentejas y albóndigas con patatas son algunos ejemplos del menú que los alumnos del colegio Sagrado Corazón pueden degustar. A las doce y media del mediodía entran en el comedor los más pequeños del centro: son los de primaria y tienen entre 3 y 4 años de edad. Marta confiesa que no le gusta el bistec, que prefiere comerse el puré y el arroz a la cubana. Toniet come junto a Victoria y Martita, los tres quieren que cada día les den patatas con carne y un petit suit. A Joan le encanta el pescado y los canelones. María prefiere sopita.