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Siete kilogramos y medio de «goma-2» y 168 detonadores acabaron ayer en cuestión de segundos con el viejo hotel Rembrandt, situado en la dársena de Can Barbarà.

Esta actuación se enmarca en la política de esponjamiento del Govern balear, encaminado a la recuperació de diversas zonas mediante el derribo de establecimientos hoteleros obsoletos.

El solar de este hotel derribado, 1.534 metros cuadrados, será destinado a la construcción de una zona verde por parte del Ajuntament de Palma.
El antiguo edificio, de ocho plantas y 135 plazas turísticas, inició su actividad hotelera en 1961 y recibió la baja en 1993. El Ejecutivo autonómico se lo compró recientemente a la cadena Catalonia por 244 millones.

El presidente de la Comunitat Autònoma, Jaume Matas, presente en la voladura del hotel, expresó su satisfacción por la demolición y explicó que ésta «es importante porque demuestra que somos capaces de recuperar y de rehabilitar las zonas degradadas». Por su parte, el conseller de Turismo, José María González Ortea, afirmó que «lo importante es que hemos iniciado un camino irreversible».

Durante el derribo se cortó el tráfico en el Passeig Marítim.