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En Calvià se están llevando a cabo los últimos detalles de una campaña electoral permanente. Es cierto, por otra parte, que los políticos que presiden alguna institución administrativa, como gobiernos, concejos, diputaciones, cabildos o ayuntamientos, procuran mantener su imagen desde el mismo día en que juran el cargo hasta las doce de la noche del último día de campaña. Pero no es menos cierto que hay casos extremos como el de Calvià.

Son continuas las denuncias de la oposición acerca de la inversión del ayuntamiento en materia de imagen. Tanto por lo que respecta a publicidad directa como el gasto en forma indirecta. Un auténtico despilfarro en aras de conseguir que la alcaldesa socialista, Margarita Nájera, mantenga una imagen pública que le garantice una próxima reelección. Y el caso es que no solamente es la oposición la que efectúa la obligada crítica.

También es sabido que los partidos que forman la oposición frontal en un consistorio, como es el caso que comentamos, no solamente cumplen con su cometido, sino que lo extreman en aras a conseguir un desgaste del alcalde "en este caso la alcaldesa", del grupo municipal que forma el equipo de gobierno e, incluso, del partido al que pertenecen y les apoya.

En Calvià, sin embargo, el gasto es tan excesivo que resulta sangrante. Las cifras que se manejan resultan escandalosas sin que la alcaldesa, que es una mujer inteligente y hábil, sufra el menor deterioro porque mezcla algunas acciones que merecen elogios "como el hecho de adquirir algún hotel para derribarlo y esponjar el espacio", con una campaña para mejorar su imagen, financiada por el presupuesto municipal. Muchos vecinos de Calvià, incluso socialistas o no alineados con la oposición, están indignados por este gasto.