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El Hospital Materno Infantil de Son Dureta estaba ayer hecho un alboroto, en el mejor sentido de la palabra, por el nacimiento de estos cuatrillizos.
Rosario Garrido Martínez, de 31 años, dio a luz de madrugada, por urgencias, y evidentemente por cesárea, a tres niñas y un niño, todos ellos con un peso considerable para tratarse de cuatro (salvo una de las niñas, que pesó 1'2 kilos, los otros tres pesaron 1'4 kilos).

Las enfermeras de la planta en donde se encuentra ingresada la madre no recuerdan otro parto mútiple de cuatro, aunque de tres sí, y la más antigua en el lugar aseguraba ayer que en los últimos veinte años no había visto cuatrillizos en Son Dureta.

El embarazo múltiple de Rosario Garrido no ha tenido nada que ver con tratamientos específicos de fertilización, ya que esta joven había sido simplemente sometida a un tratamiento ginecológico que albergaba un cierto riesgo de provocar embarazo múltiple, algo sobre lo que fue advertida la pareja, que de hecho decidió, «ya que estábamos», ponerse en marcha para tener un hijo. ¡Pero han llegado cuatro! Con la voz que denotaba cansancio, Rosario Garrido Martínez aseguró ayer que aunque recibió un poco asustada la noticia de que iba a ser, de golpe, madre de cuatro niños, se repuso en seguida para esperar con mucha ilusión el momento del nacimiento.

Pedro, Eugenia, Ana y Laura, que así se llaman los cuatro bebés, requerirán a partir de ahora toda la atención de su madre, que tendrá que abandonar temporalmente su trabajo en el sector de hostelería. «No me queda más remedio que pedir una excedencia, por lo menos de tres años, porque aunque tengo una familia que está dispuesta a ayudarme, todos trabajan».

Rosario reconoció que no tiene aún preparada toda la infraestructura que requiere tener en casa cuatro bebés, pero lo hará en cuanto regrese a es Castell, localidad menorquina en la que reside la pareja y en la que, por lo visto, no se hablaba ayer de otra cosa que no fuera este nacimiento de los cuatrillizos.

Ildefonso García, el padre de las criaturas, que trabaja en el sector de la construcción, se mostraba eufórico con sus cuatro pequeños. «Soy plenamente consciente de que a partir de ahora tendré que trabajar ocho días a la semana, y estoy dispuesto a colaborar en todo lo que haga falta, a dar biberones y a cambiar pañales, lo que sea. La verdad es que no he hecho ningún cursillo, pero aprenderé muy rápido con ellos».

Ildefonso asegura que cuando descubrieron con la ecografía que eran cuatro los que venían en camino «me puse muy contento, aunque fuera un poco fuerte que llegaran tantos a la vez, pero nunca he pensado en el trabajo que eso me iba a suponer».

El padre tiene claro, eso sí, que «seguro que ya nos paramos, porque si vamos a por otro y vienen cuatro más, podremos montar un equipo de fútbol». Razón no le falta.

Preparar treinta y dos biberones al día y cambiar otras tantas veces los pañales exigirá no sólo un gran esfuerzo a sus padres, sino también un importante gasto económico. Por eso la pareja ha solicitado ayudas para comprar leche y pañales, que esperan conseguir. Desde luego está más que justificado, y las instituciones a las que recurren los padres de estos cuatrillizos seguro que atenderán con celeridad esa petición.