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Casi cincuenta mil personas han encontrado un puesto de trabajo durante el pasado mes de abril, lo que significa una buena noticia porque, en el balance mensual y anual de cifras laborales, todos los indicadores son positivos, lo que se traduce en una sensible mejora de la realidad laboral y equivale a mejorar, también, el aspecto económico y social.

Es probable que el Gobierno vuelva a mostrar su satisfacción por estos avances en la recuperación de 1.708.000 puestos de trabajo que aún se hallan pendientes para tener una estabilidad ocupacional óptima. Las previsiones del Gabinete del señor Aznar son claramente optimistas para avalar la afirmación presidencial, tan insistentemente repetida, de que España va bien.

Y eso no será así, realmente, hasta que se elimine el desempleo, aunque para ello se recurran a prácticas que no parecen de lo más indicadas. Por ejemplo, se recuperan puestos de trabajo en la misma medida en que se prejubilan trabajadores en edades que no rebasan o no alcanzan los sesenta años de edad. Práctica que la Organización Internacional del Trabajo "OIT" desaconseja.

Porque si, por una parte, se asegura que cada prejubilación significa la creación de un puesto de trabajo para un joven, esto, además de no ser exacto, de ser cierto no sería conveniente para la economía general del país.

En primer lugar, un ejemplo: la reciente fusión de los grandes bancos va a significar una prejubilación de muchos miles de trabajadores que no van a ser sustituidos. En segundo lugar, se disminuye la recaudación tributaria y se aumenta el presupuesto de pensiones de forma que pone en peligro la subsistencia del actual sistema. Y en tercer lugar, se produce un espejismo: no se crean puestos de trabajo, sino que se sustituyen.