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«¡Mari, sácanos de Sarajevo!» Hace unos años me las llevé a Sarajevo, de donde habían salido a principios de los 90 con motivo del conflicto de los Balcanes, instalándose como refugiadas de guerra en Sóller. Nadira y su hija Azra se vinieron conmigo porque querían saber cómo estaba la casa que dejaron, los familiares y los amigos, la escuela, el lugar de trabajo de ella... En una palabra, querían ver in situ la situación de su ciudad, y de su país, tras la guerra, y saber si sus gentes aceptaban su vuelta.

Estuvimos una semanan en Sarajevo. Nada era como lo dejaron. Algunos familiares habían desaparecido; un amigo de Nadira, actor como ella, había perdido la dos piernas en un bombardeo; la casa en la que vivieron había sido ocupada por unos refugiados y de ella sólo les dejaron sacar un retrato diciéndoles: «Os marchásteis cuando esto se puso feo, por tanto habéis perdido lo que teníais», les dijeron. Nadira, por la misma razón, también había perdido el trabajo y en el colegio advirtieron a Azra que tenía que ponerse a la cola, «pues antes que tú hay otras niñas que vivieron la guerra aquí».

Así que, ante este panorama, regresamos a Mallorca.
Hace unos meses, Nadira y Azra decidieron volver a Sarajevo e instalarse en casa de un familiar y recomenzar sus vidas.

No hace muchos días, Mari Vázquez, delegada de Cruz Roja en Sóller, y compañera nuestra en las tareas informativas, recibió carta de ambas. Dos cartas con un tremendo contenido y ambas con un denominador común que se resume en la siguiente frase: «¡Por favor, Mari, ayúdanos a salir de aquí!».