Los cuatrillizos Montoya, en el Ram

En realidad, cuando nacieron eran cinco, pero uno de ellos, José Antonio, falleció a los diez meses de edad, quedando las tres niñas, Aitana, Maica "Mari Carmen" y Almudena, y un único niño, Aitor, que reduce la minoría absoluta en que quedó tras este quíntuple nacimiento el padre, José, conductor de la Empresa Municipal de Transports.

Así que la otra tarde nos reencontramos de nuevo y nos fuimos todos juntos a la Fira del Ram. A los críos les hacía mucha ilusión, y como se enteró de ello Rafael Fernández, presidente de los feriantes, no lo dudó ni un momento y los invitó a montar donde quisieran y luego a merendar, «porque si no "señala el padre" nos hubiéramos tenido que conformar con dar una vuelta y ver cómo se divierte el resto de la gente en las atracciones, pues nosotros no nos podemos permitir el lujo de que los cuatro se suban a los caballitos».

Aunque revoltosos, porque ¿se imaginan? ¡son cuatro!, y todos de la misma edad, son buenos críos, que van juntos a todas partes, por lo que seguramente deben estar más que hartos de oír lo de «¡...mira, son los cuatrillizos! ¡Qué monos...!», cosa que ellos, por otra parte, asumen porque ¡qué remedio les queda! La madre, Mari Carmen, recuerda que todas aquellas promesas que muchos les hicieron al nacer los niños, en el sentido de «no os preocupéis por nada, que os ayudaremos en lo de los pañales y biberones, o en lo de encontraros una casa más grande para todos», se diluyeron como el humo.