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Hay que reconocer que sa Llotja queda monísima para celebrar un acto como el de ayer. Desde mi atalaya de perpetua cronista social las he visto de todas clases y colores, pero la celebración de ayer es una de las más vistosas a las que he acudido. Creo que esta opinión no la compartirá, sin embargo, Maria Antònia Munar. A la presidenta del Consell el flequillo le hizo una parábola de 45 grados cuando escuchó cómo Jaume Matas desgranaba los grandes logros de estos 16 años de gobierno del PP. Y yo había prometido que no hablaría de ellos, pero...

Reconozco que, cuando llegué a sa Llotja, me asusté. Me habían dicho que la autoridades seguían en misa y el corazón me dio un sobresalto cuando entre los tempraneros invitados descubrí a Teodoro Ubeda. Alarmada ante la posibilidad de que el obispo se hubiera fullado, me informé adecuadamente y descubrí que no, que la celebración religiosa había finalizado.

Por cierto, buena parte de los que acudieron a misa, tuvieron que seguir en principio la ceremonia de pie, así que ya hubo quien propuso que, el año que viene, a los asistentes al oficio religioso les den un ticket con derecho a asiento. Luego se arregló lo de las sillas.

También me vi sorprendida a la llegada por la melodía de un cuarteto de viento que interpretaba a ¡Los Beatles! Menos mal que la cosa se arregló luego con Vivaldi y Mozart. Lo de Los Beatles se lo perdonamos porque para finalizar el acto acometieron la pieza Sa Nostra Terra del padre Martorrell, uno de los homenajeados.