El primer ministro húngaro en primer término en el encuentro celebrado en Bruselas. | Reuters - OLIVIER HOSLET

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La Unión Europea consiguió desbloquear este jueves el nuevo paquete de 50.000 millones de ayuda a Ucrania para los próximos cuatro años sin ceder a las demandas del ultranacionalista húngaro Viktor Orbán, que exigía mantener un poder de veto anual, y prevé realizar el primer pago en marzo. Este pacto llega en un momento clave porque Estados Unidos también tiene problemas para aprobar nuevos desembolsos a Kiev, que se enfrentaría a problemas de liquidez si ese mes no han llegado nuevas ayudas.

El acuerdo europeo se fraguó en un encuentro en el que estaban presentes el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, la jefa del Ejecutivo comunitario, Ursula von der Leyen, y los máximos mandatarios de Alemania, Olaf Scholz, Francia, Emmanuel Macron, e Italia, Giorgia Meloni, además del propio Orbán. En ese formato reducido se pactaron una serie de cambios que después se comunicaron a otros dirigentes, entre ellos el presidente de Gobierno, Pedro Sánchez.

Tras estos contactos se inició la cumbre formal con los veintisiete líderes en la mesa, pero no fue necesario debate ni votación y el presidente del Consejo Europeo anunció el acuerdo apenas unos minutos después en un mensaje compartido en la red social X. Hungría cede Finalmente, el paquete de ayuda a Ucrania (17.000 millones en subvenciones y 33.000 en créditos) formará parte de la revisión del presupuesto común de la UE, algo que Budapest rechazaba en el inicio de las negociaciones y que utilizó para bloquear el acuerdo en la cumbre de diciembre.

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Orbán quería garantizarse la posibilidad de vetar cada año el desembolso de fondos a Kiev pero el acuerdo de los líderes sólo contempla un debate anual sobre la marcha del programa en los que no tendrá ese poder. Los Veintisiete también han abierto la puerta a revisar las ayudas en dos años, pero, de nuevo, cualquier cambio tendrá que ser respaldado por todos los socios. Además, los Veintisiete han recordado que el mecanismo para proteger los principios del Estado de derecho en virtud del cual la UE tiene bloqueados 6.300 millones a Hungría se debe aplicar con «proporcionalidad», lo que en la práctica no supone cambio alguno.

Tampoco consiguió Orbán que se reduzca la contribución que debe hacer Budapest al presupuesto comunitario para pagar los intereses de la deuda de recuperación, apuntan fuentes comunitarias. La intransigencia de Orbán, que ya ha recurrido en varias ocasiones a su poder de veto para bloquear unilateralmente acuerdos clave, han exasperado al resto de líderes europeos, que en los últimos días han aumentado la presión sobre Budapest y se han mostrado inusualmente duros con el chantaje del político ultraconservador.

Los más claros al llegar a la reunión fueron la estonia Kaja Kallas, que pidió romper este «patrón» en las cumbres y acusó a Orbán de querer «llamar la atención» en cada cita, y el polaco Donald Tusk, quien tildó la postura húngara de «juego extraño y egoísta» y dio un paso más al denunciar que «amenaza la seguridad» de toda la UE. Antes de la cumbre, la temperatura ya había subido con la filtración de un supuesto plan para sabotear la economía húngara e incluso para pulsar el 'botón nuclear' que permitiría en última instancia retirar el derecho de voto a Hungría.

Con todo, el final del veto húngaro supone un alivio para la economía ucraniana y el presidente Volodímir Zelenski aprovechó su intervención por vídeo en la cumbre de la UE para celebrarlo y a la vez urgir a Washington a no detener su apoyo. «Europa envía hoy la señal al otro lado del Atlántico y al mundo entero de que el orden mundial basado en reglas superará todos los retos», dijo.