El nuevo primer ministro francés, Gabriel Attal, durante su toma de posesión. | LUDOVIC MARIN / POOL

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El presidente de Francia, Emmanuel Macron, ha nombrado este martes como nuevo primer ministro al actual responsable de Educación, Gabriel Attal, que a sus 34 años se convierte en el jefe de Gobierno más joven de la V República y el primero abiertamente homosexual, en sustitución de la dimitida Elisabeth Borne.

Macron recurre así a uno de sus ministros de mayor confianza, que incluso ha llegado a sonar como potencial delfín del presidente, y cuenta con experiencia también como portavoz del Gobierno. Attal prosigue así una fulgurante carrera que arrancó de la mano del propio Macron cuando éste decidió fundar su movimiento político.

Attal tendrá como primer reto relanzar la imagen del Gobierno de cara a la segunda mitad del quinquenio de Macron, en un año clave por la celebración de los Juegos Olímpicos y las elecciones europeas, después de que la estabilidad del Ejecutivo se viese seriamente dañada por el constante pulso en el Parlamento, donde se han presentado una treintena de mociones de censura.

«Querido Gabriel Attal, sé que puedo contar con tu energía y compromiso para poner en práctica el proyecto de rearme y regeneración que he anunciado», ha dicho Macron, en un mensaje en redes sociales en el que ha apelado al «espíritu de 2017», cuando el presidente se presentó por primera vez a las elecciones, de «superación y audacia».

Attal ha anunciado en sus primeras palabras tras la designación que tiene previsto reunirse esta semana con todas las fuerzas políticas y, emocionado, ha prometido que «la causa de la escuela» será una de sus «prioridades absolutas» en la nueva etapa, pese a dejar el Ministerio de Educación. «No hay nada más bello, nada más fuerte, que servir a Francia y a los franceses», ha dicho Attal en presencia de Borne, que le ha deseado éxito y ha confirmado que volverá como diputada rasa a la Asamblea Nacional.

La reforma de las pensiones y, más recientemente, la ley que modifica una batería de políticas migratorias -pendiente aún de la revisión del Consejo Constitucional- terminaron lastrando al Gobierno y, en particular, a la primera ministra saliente, que formalizó el lunes su dimisión. Borne llamó en su carta de dimisión a «proseguir las reformas», que considera «más necesario que nunca» para tratar de lograr «una Francia más fuerte y más justa en una Europa más soberana», según Franceinfo. Macron se despidió de ella el lunes reivindicando su «ejemplar» labor.

CRÍTICAS DE LA OPOSICIÓN

El nombramiento de Attal no ha supuesto ninguna sorpresa y ya venía generando reacciones de la oposición desde el lunes. Una vez confirmado, el líder de Agrupación Nacional, Jordan Bardella, ha advertido de que Macron sólo aspira «atenuar el dolor del final de su reinado», aunque sea a costa de «arrastrar en su caída» al nuevo primer ministro.

Por su parte, el presidente de Los Republicanos, Eric Ciotti, ha llamado a acompañar el cambio de nombres por un «cambio de método» en la manera de gobernar: «La comunicación permanente debe dar paso a una política de claridad y firmeza». Los Republicanos, que salvaron con sus votos la última reforma migratoria, prometen una oposición «responsable y rigurosa».

El excandidato presidencial Jean-Luc Mélenchon, de La Francia Insumisa (LFI), cree que Attal simplemente «recupera su puesto de portavoz» de Macron, fruto de una remodelación en la que «la función del primer ministro desaparece». «El monarca presidencial gobierna sólo con su corte. Pobres los pueblos cuyos príncipes sean niños», ha remachado.