El general Abdourahmane Tiani, declarado nuevo líder de Níger tras el golpe de estado. | Reuters

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La junta militar que tomó el poder en Níger mediante un golpe de Estado el mes pasado dijo que procesará al depuesto presidente Mohamed Bazoum por alta traición por sus intercambios con jefes de Estado extranjeros y organizaciones internacionales.

Los golpistas han encarcelado a Bazoum y disuelto el Gobierno electo, provocando la condena de las potencias mundiales y de los países vecinos de África Occidental, que han activado una fuerza militar de reserva que podría intervenir para restituir a Bazoum.

No sólo está en juego el destino de Níger, gran productor de uranio y aliado de Occidente en la lucha contra la insurgencia islamista, sino también la influencia de potencias mundiales rivales con intereses estratégicos en la región. El portavoz de la junta, el coronel Amadou Abdramane, afirmó en una declaración leída en la televisión estatal a última hora del domingo que las autoridades militares habían «reunido las pruebas necesarias para procesar al presidente derrocado (...) por alta traición y atentar contra la seguridad interior y exterior de Níger».

Abdramane también afirmó que existía una campaña de desinformación contra la junta para intentar «desbaratar cualquier solución negociada a la crisis con el fin de justificar la intervención militar (...) en nombre de la CEDEAO», el bloque regional de África Occidental. La Unión Africana, la Unión Europea, Estados Unidos y Naciones Unidas han manifestado su preocupación por las condiciones en las que se mantiene a Bazoum.

Se espera que la CEDEAO impulse el lunes nuevas conversaciones con la junta, que ha dado muestras de una posible voluntad de encontrar una solución diplomática al enfrentamiento por el golpe de Estado del 26 de julio. Soldados estadounidenses, franceses, alemanes e italianos están destacados en Níger, en una región donde las filiales locales de Al Qaeda y el Estado Islámico han matado a miles de personas y desplazado a millones.

Mientras tanto, la influencia rusa ha crecido a medida que aumenta la inseguridad, se erosiona la democracia y los líderes buscan nuevos socios para restaurar el orden. Las potencias occidentales temen que el peso de Rusia aumente si la junta de Níger sigue el ejemplo de Malí y Burkina Faso, que expulsaron a los efectivos de la antigua potencia colonial Francia tras los golpes de Estado en esos países.