El primer ministro británico. | Reuters - PHIL NOBLE

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El Gobierno de Reino Unido y Ofwat, el regulador del sector del agua, están evaluando planes de contingencia para la intervención de Thames Water, la mayor compañía de suministro de agua y tratamiento de aguas residuales del país, después de la dimisión de la consejera delegada de la empresa, Sarah Bentley, y la incertidumbre sobre la viabilidad de la compañía, cuya deuda supera los 14.000 millones de libras (16.292 millones de euros).

Según informa Sky News, representantes del Tesoro y del Departamento de Medio Ambiente, Alimentación y Asuntos Rurales (DEFRA), así como de Ofwat, han comenzado a debatir la posibilidad de colocar a la compañía de servicios públicos en un régimen de administración especial (SAR) que en la práctica supondría la nacionalización temporal de Thames Water. Asimismo, el diario 'The Telegraph' informa de que el banco de inversión Rothschild y el bufete de abogados Slaughter & May están asesorando a la empresa sobre opciones de financiación de un bono de 1.400 millones de libras esterlinas (1.629 millones de euros) que vence a finales del próximo año.

El año pasado, los propietarios de Thames Water, un conjunto de fondos de capital privado, pensiones e infraestructura, inyectaron 500 millones de libras (582 millones de euros) en la empresa y prometieron otros 1.000 millones de libras (1.164 millones de euros) sujetos a condiciones, según 'Financial Times'.

En este contexto, Thames Water anunció este pasado martes la dimisión de Sarah Bentley como consejera delegada de la empresa, apenas tres años después de su nombramiento. Alastair Cochran y Cathryn Ross asumirán el cargo de CEO interino conjunto con efecto inmediato.

«Los cimientos del cambio que hemos establecido posicionan a la empresa para el éxito futuro a fin de mejorar el servicio a los clientes y el desempeño ambiental. Les deseo lo mejor a todos los involucrados en el cambio», declaró Bentley. Thames Water es la compañía de tratamiento de aguas más grande del Reino Unido y da servicio a unos 15 millones de clientes en Londres y el valle del Támesis.