Manifestantes protestan en una calle residencial en el centro de Santiago (Chile). | Alberto Valdes

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Más de 2.500 hectáreas fueron consumidas por varios incendios declarados este fin de semana en la región de Valparaíso, en el centro de Chile, que aún se mantienen activos y que han provocado la evacuación de centenares de vecinos.

El Gobierno chileno, que decretó una alerta roja en la región, explicó este domingo que el incendio más preocupante es el que afecta a la Reserva Nacional Lago Peñuelas, a 100 kilómetros al oeste de la capital, que ya ha arrasado cerca de 1.200 hectáreas y amenaza a varias poblaciones cercanas.

«Hoy en día la tarea es controlar los incendios para que no se acerquen y no tengan líneas de propagación a grandes centros urbanos porque el riesgo aún está. Ayer se logró evitar que se quemaran siete villas, pero queda mucho trabajo por hacer», dijo el intendente (delegado del Gobierno) de Valparaíso, Jorge Martínez.

Desde el sábado han sido evacuadas 500 familias, aunque algunas ya han vuelto a sus casas, y más de 3.000 hogares se mantienen sin agua para que los bomberos puedan usar el líquido en las tareas de extinción. Hasta el momento, no hay reporte de personas o estructuras afectadas.

La zona central de Chile está viviendo en 2019 la peor sequía de los últimos 60 años y seis regiones se encuentran bajo emergencia agrícola, siendo Valparaíso la más afectada y considerada «zona de catástrofe» por la ausencia de precipitaciones.

El año pasado se duplicó las hectáreas quemadas hasta alcanzar las casi 80.000, según datos de la Corporación Nacional Forestal (Conaf).

El intendente de Valparaíso hizo además un llamado público a suspender las manifestaciones previstas para este domingo en la región en el marco del estallido social que vive el país desde hace un mes para no restar efectivos en la extinción de los incendios.

«Toda actividad que pueda generar desórdenes públicos va a obligar a retirar fuerzas policiales de este lugar (...) Es un llamado al sentido común y al cariño por la región», añadió Martínez.

Chile vive un estallido social sin precedentes desde el fin de la dictadura de Augusto Pinochet en 1990, con masivas manifestaciones en las calles y disturbios que hasta la fecha se han cobrado la vida de al menos 23 personas, cinco de ellas a manos de agentes del Estado.