El príncipe Carlos de Reino Unido habla ante la Fundación Internacional de Conservación Caucus, el jueves 19 de marzo de 2015, en el Andrew Mellon Hall, en Washington (DC, EE.UU.). | Efe

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El tribunal penal londinense de Old Bailey declaró este martes culpable por planear ataques terroristas a un británico de ultraderecha que, entre otros objetivos, pretendía matar al príncipe Carlos de Inglaterra.

El jurado consideró como una prueba relevante las notas manuscritas que la policía encontró en casa de Mark Colborne, de 37 años, en las que el británico, al que anunciarán la sentencia el 3 de noviembre, se declara cercano al terrorista ultraderechista noruego Anders Breivik, que asesinó a 77 personas en 2011.

Colborne fue detenido en junio de 2014 después de que su hermanastro descubriera en su habitación sustancias químicas para fabricar veneno basado en el cianuro y textos en los que hacía explícito su odio racial.

«No quiero ser un asesino en serie. Soy más como Anders Breivik. He dejado abiertos objetivos potenciales», decía en sus papeles el acusado, que se sentía «menospreciado» y «marginado» por ser pelirrojo y blanco, según relataron sus abogados durante el juicio.

Colborne especificaba en sus notas que el príncipe Carlos, heredero al trono británico, era uno de sus objetivos, y sopesaba la idea de utilizar un rifle con silenciador para matarle.

También expresaba su deseo de matar al príncipe Guillermo, segundo en la línea de sucesión, para que su hermano Enrique, pelirrojo como Colborne, accediera a la corona -aunque el príncipe Jorge y la princesa Carlota, hijos de Guillermo, son tercero y cuarta en la línea hereditaria británica, respectivamente-.

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Carlos «está protegido, pero no tan bien protegido. No sacrificaría mi vida por un solo tiro. Matar a Carlos y a Guillermo, y así Enrique se convierte en rey. Matar a los tiranos», escribía Colborne en sus notas.

En otras páginas, el británico expresaba su deseo de cometer un atentado de grandes dimensiones.

«Voy en busca de una enorme venganza, un ataque terrorista masivo que pondrá la atención sobre nuestro dolor. No solo sobre mí, sino sobre el de mis hermanos en todo el mundo», apuntaba en sus notas Colborne, natural de Southampton (sureste de Inglaterra).

El pasado año, su hermanastro encontró en su habitación diversas sustancias químicas, incluidas algunas para fabricar fuegos artificiales, junto con diversos libros sobre terrorismo y manuales para elaborar explosivos, por lo que la madre de Colborne llamó a la policía.

Durante el juicio, el británico admitió haber comprado las sustancias químicas, si bien declaró que las notas en su diario eran «diatribas furiosas» que escribió mientras tomaba medicación contra la depresión.

Esta era la segunda ocasión en la que Colborne acudía a juicio, después de que otro jurado no llegase a un veredicto concluyente en mayo.