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La nueva Comisión Europea que presidirá Jean-Claude Juncker recibió hoy el visto bueno de la Eurocámara gracias al apoyo en bloque del Partido Popular Europeo (PPE) y la mayoría de votos positivos de los socialdemócratas (S&D) y los liberales (ALDE) europeos.

En contra, sin embargo, votaron los Verdes europeos, la Izquierda Unitaria (GUE/NGL) y el grupo de los euroescépticos de Nigel Farage (EFDD).

Los conservadores y los reformistas (ECR), tercer grupo en la Eurocámara, optó por la abstención, al igual que los socialistas españoles.

Juncker, de la familia conservadora europea, consiguió el apoyo de buena parte de socialdemócratas y liberales principalmente gracias a su compromiso de poner en marcha un paquete de inversiones de 300.000 millones de euros de inversión pública y privada para promover el crecimiento y el empleo, que ya ha anunciado que presentará antes de Navidad.

«Europa está viviendo una sequía de inversión que no tiene parangón (...). Las economías que no invierten no pueden crecer ni dar empleo», señaló ante los eurodiputados en un debate previo al voto.

El paquete de inversión, así como la potenciación de la política de desarrollo sostenible a través del vicepresidente primero Frans Timmermans, eran líneas rojas que se han visto colmadas para los socialistas europeos a la hora de apoyar a Juncker.

Esos compromisos no han sido suficientes sin embargo para que los miembros del PSOE, que finalmente se han inclinado por la abstención, apoyaran al nuevo Ejecutivo.

El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, anunció ya hace unas semanas que el PSOE estaría «lejos del sí» a Juncker.

El líder de los liberales europeos, Guy Verhofstad, por su parte, señaló a Juncker que no asuma que el apoyo de su grupo «le sale gratis» y le reclamó que su programa para el empleo sea «creíble».

Durante la presentación de su equipo ante el hemiciclo europeo, Juncker lamentó que los Gobiernos aportaran pocas mujeres como candidatas a comisarias y solo sean nueve de veintisiete las féminas en la CE, una proporción que calificó de «ridícula».

Más allá, en la exposición de su programa, señaló su voluntad de que la UE «tenga la triple A social», en referencia al sistema a la máxima nota posible de la calificación del riesgo de la deuda.

El ex primer ministro de Luxemburgo insistió que «el principal reto al que hace frente la UE es acabar con el paro, especialmente el de los jóvenes, escandalosamente alto».

Juncker afirmó que las reglas del pacto de estabilidad «siguen vigentes» y aseveró que la UE no podrá recuperarse de la crisis «solo con endeudamiento o solo con austeridad.

«Sin flexibilidad no podemos encarar el futuro», apostilló el expresidente del Eurogrupo.

Por otro lado, a propósito de la política de ampliación, insistió en cerrar la puerta a nuevos miembros a la UE durante los próximos cinco años y llamó a «no dar vanas esperanzas» a ningún país.

Tanto en su discurso ante el pleno como en la rueda de prensa posterior, Juncker fue claro sobre su «compromiso con el reto de la inmigración», un punto sobre el que reclamaron más ambición partidos como los Verdes europeos y la Izquierda Unitaria (GUE/NGL) y que criticaron los euroescépticos y los conservadores y reformistas británicos.

Tras obtener el aval del PE con esta votación, el mandato de los veintisiete comisarios europeos que integrarán la CE de Juncker no comienza de forma automática, sino que para asumir sus funciones habrán de esperar previsiblemente hasta el próximo 1 de noviembre.

La nueva CE debe ahora ser formalmente designada por los Jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea de forma que pueda entrar en funciones ese primero de noviembre por una legislatura de cinco años.

El Ejecutivo europeo para los próximos cinco años, del que formará parte el español Miguel Arias Cañete como titular de Acción por el Clima y Energía, recibió 423 votos a favor, 209 en contra y 67 abstenciones de un total de 699 votos emitidos.