La policía turca usa agua para dispersar a los protestantes de la plaza Taksim. | Efe

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Los agentes antidisturbios turcos han disparado gases lacrimógenos en la céntrica calle Istiklal de Estambul, para impedir que un grupo de manifestantes se acercara a la plaza de Taksim, tomada desde anoche por los agentes.

Los policías emplearon vehículos blindados para cerrar la calle ante los manifestantes que siguen profiriendo cánticos de resistencia, y mientras los comerciantes de la vía piden a los policías que no disparen más gas, como pudo comprobar Efe.

Aunque un par de manifestantes han arrojado piedras a los agentes, la mayoría les ha recriminado su actitud y hay personas que visten chalecos del sindicato de funcionarios KESK que tratan de poner orden y evitar agresiones a los policías.

Aparte de gases, los agentes han disparado balas de goma de forma indiscriminada desde la torreta de uno de los blindados, lo que ha provocado carreras y escenas de pánico entre los manifestantes.

Efe puedo comprobar cómo un agente disparó un bote de humo directamente a un grupo de personas que habían acudido a socorrer a un joven que había caído al suelo, alcanzado por los proyectiles.

Los canales de televisión turcos están emitiendo también imágenes de una multitud que marcha por Akaretler, en el distrito de Besiktas, hacia la plaza de Taksim.

Los agentes hicieron también una redada en la sede del Colegio de Ingenieros Mecánicos para impedir que siguiera siendo usada como improvisado centro de atención a los heridos en la represión de las protestas.

La Policía también ha usado cañones de agua contra la gente concentrada en el cementerio del distrito de Kurtulus.

Las autoridades han cerrado el puerto de Besiktas, el más cercano a Taksim, para impedir la llegada de manifestantes desde los barrios de la parte asiática de la ciudad.

Estas protestas son la continuación de las que se han producido toda la madrugada en Estambul después de que los antidisturbios irrumpieran ayer en el parque Gezi para desalojar a los miles de acampados en esta zona verde, símbolo de las protestas antigubernamentales que sacuden Turquía desde hace tres semanas.