Vista panorámica de la Asamblea General de la ONU, en Nueva York, donde ayer se alcanzó el acuerdo. | Efe

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Casi 20 años después de que la sociedad civil reclamara regular el comercio de armas en el mundo, la comunidad internacional dio ayer un gran paso en la historia de los derechos humanos con la aprobación del primer Tratado sobre el Comercio de Armas (TCA).

La Asamblea General de la ONU adoptó por una abrumadora mayoría de 154 votos a favor, tres en contra y 23 abstenciones un histórico tratado que cierra un largo proceso negociador diplomático que descarriló por primera vez en 2012 y la semana pasada tampoco se pudo sacar adelante por el sistema de consenso.

El nuevo TCA, que deberá ser ahora ratificado por los Estados miembros, establece obligaciones vinculantes para que los gobiernos evalúen las transferencias de armas y municiones, eviten su desvío a grupos terroristas y el crimen organizado, y garanticen que no serán utilizadas para cometer violaciones de derechos humanos.

Por mayoría

Finalmente, el tratado tuvo que ser sometido a votación ante el pleno de la Asamblea General, después de que México liderara la semana pasada sin éxito un intento, apoyado por una abrumadora mayoría de países, para que se adoptara por mayoría tras fracasar la vía del consenso.

Como ya hicieron el pasado jueves al bloquear ese consenso, Irán, Corea del Norte y Siria volvieron a hacer ayer uso de la palabra para defender su decisión de votar en contra de un texto que, a su juicio, «no es equilibrado» porque no recoge los puntos de vista de todos y beneficia a los exportadores.

La jornada quedó algo descafeinada por la abstención de algunos pesos pesados, como Rusia, India o China, que en todo caso dejaron la puerta abierta a sumarse al tratado en el futuro, una vez que el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, pida a los países que lo firmen.

Los representantes de Bolivia, Cuba, Ecuador, Nicaragua y Venezuela optaron también por la abstención, al considerar que el tratado «privilegia» a los países exportadores y es susceptible de ser «manipulado políticamente».