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El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, falleció ayer a los 58 años en Caracas casi tres meses después de operarse por cuarta vez de un cáncer que le fue diagnosticado en junio del 2011, informó el vicepresidente, Nicolás Maduro. «A las 4,25 de la tarde (hora local) de hoy (ayer) 5 de marzo ha fallecido el comandante presidente Hugo Chávez Frías», informó el vicepresidente venezolano emocionado a través de radio y televisión.

Maduro explicó que tras reunirse en horas de la mañana con el alto mando político y militar del país se dirigieron al Hospital Militar de Caracas para «seguir la secuencia de salud» de Chávez, y que cuando estaban recibiendo parte de la situación, recibieron la «información más dura y trágica que podamos transmitir a nuestro pueblo».

Indicó que Chávez falleció «luego de batallar duramente con una enfermedad durante casi dos años, por el amor del pueblo, con las bendiciones de los pueblos y con la lealtad más absoluta de sus compañeros, compañeras de lucha».

Maduro ordenó después un dispositivo militar y policial especial para garantizar «la paz» del país. «Se ha previsto un despliegue especial de toda la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB), de la Policía Nacional Bolivariana (PNB), quien en este mismo momento se encuentra desplegándose para acompañar y proteger a nuestro pueblo», señaló Maduro. Confirmó, además, que tiene como misión «garantizar junto a nuestro pueblo la paz», sin especificar el total de efectivos desplegados.

Minutos más tarde, el ministro de Defensa de Venezuela, Diego Molero, confirmó que la FANB estaba ya desplegándose para el operativo y afirmó que lo hacía «con la misión de hacer cumplir la Constitución por el bien de la República».

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Elecciones

Con la muerte de Chávez la Constitución venezolana señala que el vicepresidente Maduro debe dejar el poder y lo asumiría el presidente del Parlamento, Diosdado Cabello, que tendrá que convocar elecciones en el plazo máximo de un mes.

Chávez ha sido una de las figuras más trascendentes y controvertidas del inicio de siglo en América Latina. Chávez deja el legado de un proyecto socialista y nacionalista que ha polarizado la vida en Venezuela y un vacío en el liderazgo de América Latina, sobre todo, en los grupos que reivindican el antagonismo con Estados Unidos y el capitalismo.

Extrovertido y carismático, Chávez hizo del ejercicio del poder un espectáculo televisivo erigiéndose en antagonista de EEUU en Suramérica y en dominante absoluto de cuanto ocurría en su país, y mucho de cuanto sucedió en la región, con un protagonismo que a nadie deja indiferente. Hay quien sostiene que para los venezolanos su liderazgo tuvo más de espiritual y religioso que de político y revolucionario. Por su discurso, fundamentalmente nacionalista, pasaron Jesucristo, el Che Guevara, Mao, Simón Bolívar o Marx en una extraña comunión que Chávez consiguió armar en forma de doctrina.

Defendió el socialismo con la cruz en la mano, oró en silencio en una capilla mientras el país le seguía por televisión y viajó hacia una nueva operación en Cuba saludando desde un coche con una imagen de Jesucristo en la que se podía leer: «y te sanaré». Amigo de los líderes más polémicos, como el iraní, Mahmud Ahmadineyad, o el fallecido dictador libio Muamar el Gadafi, Chávez conjugó el tradicional caudillismo latinoamericano con una prédica en defensa de las luchas sociales que un día bautizó con el nombre de Socialismo del Siglo XXI.