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Unos 92 civiles, una treintena de ellos niños, murieron el viernes a manos del ejército en la ciudad de Al Hula, en la provincia de Homs, según denunció ayer el opositor Observatorio Sirio para los Derechos Humanos. Los fallecidos habrían sido víctimas de ataques de artillería del ejército y de disparos de francotiradores fieles al régimen.

La masacre desató un éxodo masivo de supervivientes hacia otros puntos del interior del país árabe. La noticia no pudo ser verificada de forma independiente ante el bloqueo mediático impuesto por el régimen de Bashar Asad.

Tras la masacre, el Consejo Nacional Sirio (CNS), que agrupa a numerosos sectores de la oposición, exigió una reunión de emergencia del Consejo de Seguridad de la ONU para determinar quiénes son los responsables.

Controversia

El ministro de Relaciones Exteriores de Francia, Laurent Fabius, calificó el episodio como una «masacre» y dijo que quería organizar una reunión en París de los Amigos de Siria, un grupo compuesto por naciones occidentales y árabes que buscan remover a Assad. El ministro británico de Asuntos Exteriores, William Hague, pidió ayer una respuesta internacional ante la ofensiva siria, y Robert Mood, jefe del cuerpo de observadores internacionales calificó los hechos como «tragedia brutal» y constató, además, el uso de artillería pesada contra la población civil.

Cuerpos ensangrentados de niños, algunos con sus cráneos abiertos, fueron mostrados en un video publicado en YouTube sobre las víctimas de la ofensiva del viernes en la ciudad central de Houla.

La televisión estatal siria transmitió algunas de las mismas tomas, pero dijo que las muertes fueron obra de «bandas terroristas», sin ofrecer más detalles. También transmitió un video mostrando cuerpos con lo que parecían ser heridas de bala en la cabeza, tirados sobre colchones llenos de sangre.