Militantes islámicos ligados a Al Qaeda supervisan el paso de un vehículo por carretera que conduce a Rada. | STRINGER

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Los miembros del grupo vinculado a Al Qaeda que se han hecho con el control de la ciudad yemení de Rada, al sur de la capital, anunciaron la instauración de un «emirato islámico» en la localidad, después de liberar a cientos de presos de la cárcel.

Los militantes del grupo «Ansar al Sharia» (Partidarios de la Sharia) asaltaron la cárcel central y pusieron en libertad a un buen número de integrantes de la organización terrorista.

Este ataque, al que se suman otros a distintos puestos de control militares y sedes gubernamentales, se saldó con la muerte de al menos dos policías.

La inseguridad se palpa en esta ciudad de 400.000 habitantes, la más importante de la provincia de Al Baida, cuna del jefe de Al Qaeda en la Península Arábiga, Naser al Wahishi.

Por su calles circulan vehículos todoterreno con hombres armados enmascarados y los milicianos anuncian por altavoces que la ciudad se ha convertido en un «emirato islámico».

Huir con las familias

El dueño de una tienda, Husein Abu Ali, dijo a Efe que «la situación es preocupante» y que piensa en huir con su familia porque «los hombres armados están por todas partes y puede haber combates».

Otros habitantes de Rada consultados por Efe también se plantean abandonar la ciudad, ya que temen que pueda ser objeto de bombardeos, después de ver en el aire aviones no tripulados o «drones».

«Tememos que nuestra ciudad tenga el mismo destino que Zinyibar», lamentó Abu Ali, en alusión a los violentos combates entre el ejército y militantes islamistas que asolaron esta ciudad meridional, controlada durante meses por Al Qaeda y grupos afines.

De hecho, Rada fue asaltada por los «yihadistas» de una forma similar a la utilizada en Zinyibar, que fue liberada por las tropas en septiembre del año pasado.

En pocas horas, los combatientes islamistas, cuyo número superaba los 400, dominaron los enclaves estratégicos de Rada, situada a 150 kilómetros al sur de Saná, la capital yemení. De madrugada se intensificaron sus acciones violentas, con el ataque a la citada prisión, a la sede principal de la Seguridad Central y a varios puestos de control del ejército.