La ministra de Defensa, Carme Chacón, durante el acto de despedida del sargento primero Joaquín Moya, fallecido en un atentado contra las tropas españolas en la localidad de Ludina. | Javier Lizón

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Los militares españoles en Afganistán despidieron hoy al sargento primero Joaquín Moya, fallecido ayer durante un ataque insurgente en la localidad de Ludina, en un acto solemne celebrado en la base de Herat y presidido por la ministra de Defensa, Carme Chacón.

La ceremonia de despedida se celebró en un hangar improvisado del aeropuerto de Herat, en las proximidades de la base española, en un ambiente de dolor y tristeza.

Tras un breve oficio religioso, sus compañeros introdujeron el féretro con los restos mortales del sargento en el avión de la Fuerza Aérea Española que le traslada a Madrid, y en el que viaja la ministra de Defensa, junto con el jefe del Estado Mayor de la Defensa (JEMAD), general José Julio Rodríguez.

Una bandera española cubría el féretro del militar fallecido mientras se oficiaba el funeral religioso ante unos 300 militares.

Joaquín Moya, de 35 años, casado con otra militar y padre de un niño, falleció ayer al recibir un disparo de un insurgente durante un ataque en la zona de Ludina, donde participaba en un ejercicio de instrucción del Ejército afgano.

El ataque al contingente español duró pocos minutos, pero el militar español, que iba protegido con chaleco antibalas, recibió un disparo desde entre unos 600 y 800 metros de distancia que le entró por la clavícula izquierda y que se fue a alojar en el corazón.

Los responsables militares sanitarios de la base achacaron a «la mala suerte» la muerte del militar, que estaba en Afganistán desde hace un mes.

El acto en la base de Herat incluyó un responso del capellán de la misión y la imposición de la Medalla de la OTAN y del mando regional oeste de la misión ISAF sobre el féretro del militar.

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Minutos antes, al dirigirse al contingente español, la ministra española de Defensa recordó a Joaquín Moya y dijo que quienes le asesinaron «no quieren que haya ejército afgano, no quieren que haya Estado afgano, y desde luego no quieren que haya libertad ni seguridad en esta tierra».

Tras indicar que la misión en Afganistán está «en su última etapa» y «en la cuenta atrás», la ministra advirtió que «queda menos tiempo pero no menos peligro», por lo que animó a los soldados a seguir con el mismo «valor, profesionalidad y entrega» que hasta ahora y hasta el final de la misión.

Chacón confirmó que el control de la seguridad de dos distritos de la provincia de Badghis, zona de responsabilidad española, se transferirá a las autoridades afganas a finales de este año o principios del próximo.

«Ello será posible gracias al excelente trabajo en la reconstrucción del país y en la formación de las fuerzas de seguridad afganas», recalcó.

Según la ministra, los insurgentes consideran enemigos a los militares españoles y «es verdad» porque «queremos frenar su proyecto criminal, evitar que instauren el terror en el país e impedir que vuelvan a lanzar desde aquí sus ataques fanáticos contra el resto del mundo».

Concluyó su intervención transmitiendo a las tropas el apoyo, admiración y gratitud del Rey y del presidente del Gobierno, así como de los ciudadanos españoles.

Está previsto que el avión con los restos mortales del sargento Moya llegue sobre las 17.00 horas a la base aérea de Torrejón de Ardoz (Madrid).

Allí se celebrará un acto al que se prevé que acudan autoridades del Estado así como familiares de la víctima.

Actualmente España tiene desplegados de forma permanente cerca de 1.500 militares en la misión ISAF de Afganistán, repartidos entre la base de Herat y el Equipo de Reconstrucción Provincial (PRT) de Qala e Naw.