Los senadores Christopher Dodd y Harry Reid, líder de la mayoría demócrata ante el Senado, comparecen tras la votación. | SHAWN THEW

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El Senado de Estados Unidos aprobó ayer, tras meses de intensas negociaciones, la reforma del sector financiero, que cambiará los métodos de supervisión de la banca por parte del Gobierno y es la más ambiciosa desde los años treinta.

El grupo demócrata logró que el proyecto contara con 60 votos a favor, mientras que 39 republicanos votaron en contra.

Éxito político de Obama

Ahora, el texto será enviado para su firma al presidente Barack Obama, que se apunta así otro éxito político en su agenda, posiblemente el último antes de las elecciones de noviembre.

El voto culmina un largo y complicado proceso, en el que la banca de Wall Street ha ejercido duras presiones para suavizar la regulación, y en el que los republicanos han peleado para que no aumentara la intervención pública en el sector financiero.

La ley reforma todas las áreas de los mercados financieros, desde cómo los consumidores obtienen sus hipotecas y las tarjetas de crédito, a cómo el Gobierno puede desmantelar una firma financiera que ha entrado en quiebra.

La intención general es aumentar la protección del consumidor y vigilar más al sector para evitar que se cometan de nuevo los excesos que condujeron a la crisis financiera iniciada hace aproximadamente dos años.

En términos generales, la ley establece por primera vez una regulación de los derivados, unos mercados muy sofisticados que se situaron en el ojo del huracán.

Además, se establecen muchos límites a la banca, entre ellos el de usar su propio dinero para invertir junto a sus clientes en mercados especulativos, y se les imponen exigencias más duras a la hora de calibrar el riesgo o reforzar su capital.

La ley también obliga a los bancos a segregar sus negocios vinculados a los mercados de derivados, y otorga al Gobierno la capacidad de someterlas a una liquidación ordenada.

Uno de los pilares es la protección del consumidor, y sobre todo la propuesta del Gobierno de Obama de crear una agencia independiente encargada de vigilar la venta de productos financieros a los particulares.

La ley también establece nuevas reglas para la concesión de hipotecas, con objeto de prevenir los abusos que contribuyeron en el colapso del sector inmobiliario.